La Moraña abulense es una extensa llanura situada al norte de la provincia que incluye la Tierra de Arévalo. La escasez de canteras de piedra y la posible presencia de población de ascendiente árabe-converso, propició la construcción de numerosos templos parroquiales de estilo románico-mudéjar, una arquitectura singular y diversa.

Ejemplos de él son los templos de San Nicolás de Bari, en Madrigal de las Altas Torres, las iglesias parroquiales de Donvidas y Narros del Castillo, los templos de Santa María la Mayor del Castillo y San Martín en Arévalo y la ermita La lugareña, de una belleza arquitectónica singular.

Pero también otros pequeños pueblos de la Moraña conservan las torres y artesonados de este mismo estilo en sus iglesias, con una carga de belleza original y un atractivo, que imprimen una mística a esta comarca de la llanura castellana.

Dos místicos abulenses por excelencia se relacionan con esta zona, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús dejaron sus huellas en estas tierras y recorrieron los pueblos de esta extensa llanura. Fontiveros, población natal del Santo, y Gotarrendura, de la que algunos historiadores sostienen es la cuna de Santa Teresa de Jesús, son dos claros ejemplos de ello. Estas dos figuras ilustres atraen a gentes de todo el mundo, deseosas de conocer los caminos que recorrieron por la provincia de Ávila y desde donde partieron para fundar nuevos conventos en otros lugares. Para descubrirlos te invitamos a realizar la Ruta “De la Cuna al Sepulcro”, que recorre una gran parte de las poblaciones de esta zona de la provincia.

La gastronomía de la zona tiene sus raíces en productos de la tierra, un sinfín de carnes y maravillosas legumbres que ponen de manifiesto las influencias de las tres culturas islámica, hebrea y cristiana, que han existido en el territorio y han dejado su impronta particular en los fogones. Pero sin lugar a duda, es en Arévalo donde el Tostón alcanza la más alta categoría, por saber y tradición. El asado de los lechones tiene lugar aquí, en los hornos antiguos, que reúnen especiales condiciones de tan delicada faena, consiguiendo con extendida uniformidad ese producto que muchos conocemos y apreciamos, invitando a su degustación a aquellos que aún no han tenido la fortuna de conocerlo.

Los amantes de la naturaleza no pueden dejar pasar la oportunidad de visitar el Observatorio de aves de la laguna de El Oso. Si disfrutas con la observación de las aves, en Ávila encontrarás un auténtico paraíso.