Gallegos de Altamiros está situado al noroeste de la ciudad de Ávila, en el reborde montañoso de la sierra de Ávila, en las tierras altas de transición a la Moraña. Se accede a él desde la carretera Av-110 y dista 23 km de Ávila y 131 km de Madrid.

El municipio de Gallegos de Altamiros está formado por las localidades de Altamiros y Gallegos de Altamiros.

En sus inmediaciones se encuentra el despoblado de Piedrahitilla. Son pequeños pueblos de origen medieval, que aparecen citados documentalmente por primera vez a comienzos del siglo XIV, formando parte del cabildo de Moraña, uno de los territorios en que, a efectos de organización eclesiástica, estaba dividida la diócesis de Ávila.

En su término municipal se produce la intersección de la Cañada Soriana Occidental y la Cañada Leonesa Occidental, por las que tantos ganados han hecho la trashumancia a lo largo de la historia.

En ambos pueblos se pueden contemplar algunos ejemplos de arquitectura popular bien conservados pero ya evolucionados respecto a los modelos originales.

En algunas casas se conservan las chimeneas, el punto clave en que se concentra la tradición de las vertientes esotéricas de protección que se manifiestan en los tejadillos, en los remates o en los adornos.

En Gallegos una de ellas está adornada al exterior con un sol radiante humanizado, en rojo, bajo la leyenda “El Sol” en negro, enmarcado en azul.

En el límite del término municipal se encuentra la ermita de Riohondo, uno de los centros de religiosidad de los pueblos de la sierra.