Villafranca en otoño es todo un mundo de color. Está situado en el valle del Corneja, a los pies de la sierra de Villafranca, en medio de prados y huertas, entre los robles de la ladera y los chopos del río.

Dista 50 km de Ávila, 79 km de Salamanca y 162 km de Madrid.

Villafranca de la Sierra tiene origen medieval. En 1256 el rey Alfonso X entregó el lugar al alcalde Esteban Domingo Dávila para procediese a su repoblación y, desde entonces, hasta el siglo XIX, fue cabeza del llamado señorío de Villafranca perteneciente a la Casa de los Dávila, la que tenía trece roeles como emblema.

Se accede al pueblo desde la carretera N-110 en dirección al puerto de Chía, que cruza la sierra a 1.700 metros de altitud y que en otros tiempos fue una importante vía de comunicación entre Valdecorneja y las tierras de Talavera y Oropesa a través del Puerto del Pico. Desde él se observa el paisaje multicolor del valle del Corneja y la riqueza de los pastos de la Serrota y de la sierra de Villafranca.

Para proteger los pastos y el ganado se erigió en tiempos remotos la ermita de San Martín de Serrota.

La plaza mayor con sus casas blasonadas, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y los vestigios de su derruida fortaleza dan testimonio de un rico e interesante pasado histórico.