El puente de Valladolid, sobre el Adaja, está formado por siete arcos ligeramente apuntados, que hasta el siglo XIX ostentaba una torre mudéjar de defensa.
En Arévalo han confluido a lo largo de la Historia los caminos andaluces y extremeños con los que, procedentes de Madrid, se dirigen a Galicia y a los puertos del Cantábrico. Por estar circundada por los ríos Adaja y Arevalillo, los caminos necesitan puentes para entrar y salir de la ciudad.
Todos ellos tienen la misma tipología: obra mudéjar, arcos de diferente módulo encuadrados por un alfiz y fábrica en que se mezclan mampostería, ladrillo, tapial y canto rodado.
El puente de Valladolid, sobre el Adaja, está formado por siete arcos ligeramente apuntados, que hasta el siglo XIX ostentaba una torre mudéjar de defensa.