La iglesia de San Juan Bautista se encuentra rodeada por los muros de una pequeña fortaleza de cantos rodados con argamasa, localizada al final de una terraza desde la que se divisa un amplio tramo de la vega del Trabancos.
El tramo curvo de la cabecera mudéjar presenta tres órdenes de siete arcos doblados, ciegos, enmarcados en una retícula formada por pilastras acodadas y bandas de sardineles.
En el tramo recto, las arquerías pasan a ser dos. En dicho tramo está adosada la sacristía, de planta rectangular.
En los muros laterales del cuerpo de la iglesia hay una sucesión de arcos de medio punto entrelazados que descansan sobre pilastras resaltadas de gran amplitud.
Tiene tres naves. La central, casi el doble que las laterales, se cubre con armadura ochavada de par y nudillo con dobles tirantes en la que destaca un magnífico almizate con grandes ruedas que incorporan pinjantes de mocárabes. A los pies está el coro.
Destaca su viga frontal, que, además de soportar la estructura, separa un cuerpo volado del impresionante taujel en el que se acumulan lazos ataujerados, cintas y deliciosos racimos de mocárabes.
El templo contiene además restos de pintura mural en la sacristía y en la escalera de acceso al coro cuyos únicos colores son la almagra, negro, verde y ocre sobre el blanco enlucido.
La torre, situada a los pies, del siglo XVI, es de planta cuadrada y se remata con un friso de esquinilla y con antepechos de piedra.