La Calle de la Corredera fue, desde el s. XVIII y hasta mediados del s. XX, el centro neurálgico de la vida comercial de Candelada, y hasta tal punto fue así, que hubo épocas en que la casi totalidad de sus inmuebles albergaban a artesanos, comerciantes y profesionales de todo tipo.
Hojalateros, pasteleros, tenderos, peluqueros, zapateros, cantineros, etc. La Corredera fue también el polo social y el corazón de Candelada, en sus calles esperaban los mozos a sus novias para hablar con ellas cuando iban a llenar el cántaro a la fuente. En dicha calle podemos ver un edificio que ha sido rehabilitado para albergar el Museo Etnográfico y que a lo largo del tiempo cumplió funciones de escuela, consultorio médico, centro antipalúdico, locutorio telefónico, etc..
De esta calle salían antiguamente las cuadrillas para lidiar en la plaza de toros que tradicionalmente se levantan cada año en la cercana Plaza Mayor durante las feria sy las fiestas en honor de la Virgen de Chilla. Así mismo en esta calle se acogen también el desarrollo de otras celebraciones de carácter festivo y religioso, gozando de gran arraigo popular las procesiones de Semana Santa y la del Corpus Christi.