Iglesia sencilla, con planta rectangular de salón, dividida en tres naves por dos filas de postes rematados en zapatas que sostienen una cubierta a dos aguas, todo ello de madera.
A los pies un coro, también de madera, sustentado por columnas de piedra, y, debajo del coro, el baptisterio.
Torre sencilla, con espadaña.
Fue construida en el siglo XVI y restaurada en el siglo XX.
Del XVI quedan en el interior el frontal primitivo y un retablo, obra de Pedro de Salamanca y Jerónimo Rodríguez y las pinturas de Jerónimo de Avila, uno de los pintores abulenses más destacados del Renacimiento.
Hay otras imágenes del siglo XX, entre las que destaca un San Sebastián.