Las casas que fueron construidas en el pasado tenían una función primordialmente funcional. Se hacían con la misión de posibilitar la vida de sus moradores, al mismo tiempo que para guardar los alimentos que se consumirían luego en el invierno.
Pero además de viviendas y almacenes, algunas, al menos parte de su planta inferior y separadas del resto de la vivienda se utilizaban como cuadras para los animales domésticos, como caballos, mulas y asnos.
En la construcción de dichas casas se utilizaban materiales básicos pero muy nobles, tales como el barro cocido y transformado en tejas y adobes. La madera de pino o castaño, para el artesonado y las vigas de carga. Y las piedras para los muros y las paredes.
Como argamasa para unir las piedras o los adobes, se empleaba tanto el barro como bla cal, utilizada a si vez para encalar las fachadas exteriores como elemento decorativo de un blanco intenso que resaltaba el color rojizo de los adobes de barro.