El rollo es símbolo de la autonomía jurisdiccional que adquirió el pueblo en 1791, cuando obtuvo de Carlos IV el título de villa y término propio separado de Mombeltrán.
Santa Cruz fue una aldea de origen medieval que en 1393 quedó incluida en los términos entregados por Enrique III a la villa de Mombeltrán, de cuya jurisdicción siguió dependiendo hasta el año 1791 en que adquirió de Carlos IV su propio título de villazgo. El rollo es símbolo de su autonomía jurisdiccional.
Como aldea perteneció al señorío de Mombeltrán, cuyos sucesivos propietarios fueron el Condestable Dávalos; el infante don Juan, rey consorte de Navarra y después rey de Aragón, padre de Fernando el Católico; la Orden de Calatrava; el condestable don Álvaro de Luna y su viuda, doña Juana de Pimentel, la Triste Condesa; y, desde finales del siglo XV, los duques de Alburquerque.
Tras la obtención del título de villazgo y hasta el siglo XIX, la villa siguió ligada a la Casa de Alburquerque, propietaria del estado señorial, a cuyos titulares estuvo reservado, hasta la formación del ayuntamiento liberal, el privilegio de nombrar, entre las personas que cada año proponían los vecinos, a los alcaldes, regidores y procuradores que habían de ejercer el gobierno del concejo.