En las proximidades de la Ermita de Nuestra Señora del Rosario nos encontramos con varios verracos propios de la cultura vettona, uno hincado a unos 100 metros de la iglesia, y el otro incrustado en uno de los ángulos de las paredes del templo.
El cementerio de su parte trasera fue excavado y se encontraron restos de la cultura visigoda perteneciente al poblado llamado San Cristóbal que hubo en sus inmediaciones.