La iglesia de San Esteban Protomártir, situada en el centro del pueblo, destaca por su cabecera que sobresale del resto del templo y luce hermosos estribos prismáticos que contrarrestan los empujes de la bóveda de crucería con que se cubre la capilla mayor. Su retablo mayor, barroco del siglo XVIII, es obra del tracista salmantino Miguel Martínez de Quintana.
La iglesia de San Esteban Protomártir, situada en el centro del pueblo, tiene una soberbia cabecera que sobresale del resto del templo.
Su estructura externa de la capilla se caracteriza por sus precisos volúmenes articulados por estribos prismáticos divididos hacia su mitad por una línea de impostas adornada, como la cornisa, con bolas.
Se accede al interior por una portada, de la segunda mitad del siglo XVI, protegida por un portal guarnecido con pilastras corintias, entablamento y bóveda de sillares almohadillados.
En el interior, la capilla mayor está cubierta de bóveda de crucería, que luce en la clave el escudo del obispo Francisco Ruiz, obispo de Ávila y compañero del cardenal Cisneros, y las naves del cuerpo de la iglesia, cubiertas con sencilla armadura de madera, están separadas por arcos que se apoyan en columnas cilíndricas...
El retablo mayor, presidido por un calvario, del siglo XVIII, es obra del tracista salmantino Miguel Martínez de Quintana, autor también de dos de los retablos laterales de la ermita de Nuestra Señora de las Fuentes.