La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción fue construida en el siglo XVI con una torre del s. XV. En su interior destaca el retablo mayor, una Virgen con el Niño del siglo XV, un Ecce Homo de comienzos del XVI y un Crucificado del mismo siglo.
Construida en el siglo XVI es de estilo gótico Isabelino. La nave central y las dos laterales se terminaron años después, aunque no se hicieron a la altura que se tenían proyectados. La torre es del siglo XV y es posible que sea el resto de un templo anterior.
A los pies de la iglesia, se eleva la torre de piedra de sillería, formada por tres cuerpos diferenciados por cornisas, en el superior de los cuales se abren los huecos dispuestos para las campanas.
Las cornisas y arquivoltas de los arcos del exterior están adornadas con bolas.
El interior consta de tres naves separadas por arquerías achaflanadas que descansan sobre robustas columnas cilíndricas y cubiertas por armadura de par y nudillo lisas.
La capilla mayor, ochavada, del siglo XVI, en que interviene Lucas Giraldo, está cubierta con bóveda de crucería al igual que el crucero.
En su interior se pueden contemplar varios retablos barrocos del siglo XVIII distribuidos por la capilla mayor y las naves laterales entre los que destaca el retablo mayor además de una Virgen con el Niño del siglo XV, un Ecce Homo de comienzos del XVI y un Crucificado del mismo siglo.
Historia
Según los escritos, fue construida en diferentes fases a lo largo de los siglos XV y XVII. La nave de la iglesia está reconstruida ya que fue parcialmente destruida en la Guerra Civil. Se aprecia en los arcos que sostienen la nave, están cortados dejando un edificio anexo a ella construido posteriormente.
Se cuenta que debido a los viajes que hacia Santa Teresa de Jesús hacia Toledo desde Ávila se mandó construir esta parroquia para poder ejercer el rito religioso en el alto del camino que suponía la Villa de El Tiemblo.
El campanario no es el original de la parroquia, fue construido anteriormente ya que presenta otro estilo de construcción, el gótico isabelino, fácilmente reconocible por las bolas de granito que adornan el campanario, este estilo antepone los elementos decorativos frente a los arquitectónicos.