Tiene el pueblo interesantes testimonios de arquitectura tradicional y en la zona llamada el Castillo se conserva el horno de tinajas de vino, construido en el siglo XIX.
Se encuentran en el casco antiguo de la población y construidos a comienzos del siglo XIX.
En él se cocían las tinajas que se vendían después en las provincias de Toledo y Ciudad Real.
Surgieron a consecuencia de la gran demanda de tinajas en esa época y por el auge que adquirió el viñedo, al autorizar Carlos III su plantación en diversos lugares del término municipal, en el año 1999 se restauró uno de los dos hornos existentes.