La ermita de los Santos Mártires se construyó en la segunda mitad del siglo XVI y está dedicada a San Sebastián y a San Fabián.
Según la tradición, en el lugar que ocupa había un humilladero erigido en recuerdo de los cristianos martirizados en La Horcajada en tiempo de los romanos.
Su retablo mayor, de finales del siglo XVIII, es obra de José del Castillo, y en él se encuentran las imágenes de tres santos: san Sebastián, san Fabián y san Roque.
La mesa del altar luce un bello frontal de cerámica talaverana.