La ermita de san Pedro o de Nuestra Señora del Moral de san Pedro aparece documentada en el siglo XV.
A principios del siglo XIX entraron en ella los soldados franceses y quemaron parte de su mobiliario.
Hoy no quedan más que algunos restos y su espacio es parte del cementerio.
Sus retablos y sus imágenes fueron trasladados a la iglesia parroquial.
Destaca una pequeña imagen de la Virgen, la Virgen de San Pedro, que, a pesar de su deterioro, conserva todas las características de una imagen románica.