Los potros de herrar solían constar de dos hileras paralelas de tres postes cada una, tradicionalmente de granito, aunque, los más antiguos, eran de madera.

Los dos pares posteriores podían llegar a tener más de dos metros de altura mientras que el anterior era más bajo. Ambos se encontraban unidos longitudinalmente con varas metálicas o palos de madera en su tercio superior, y con una vara metálica en el borde de los dos pares delanteros. Entre los postes que enlazan el primer par con el segundo, se situaba el yugo o lubio.

El animal era introducido dentro del potro e inmovilizado fijándole la cabeza al yugo, y pasándole una o dos cinchas de cuero por debajo de la panza. Estas, apoyadas en los palos o varas longitudinales, así como en las varas metálicas superiores, se accionaban a modo de una polea para elevar al animal.

La bestia, colocada ya en vuelo, estaba en disposición de ser sometida a la extracción de las herraduras viejas. Era entonces cuando el herrador las quitaba ayudándose de escofinas, martillos y tenazas.

A continuación, por medio de una cuchilla plana llamada pujavante, limpiaba y nivelaba el casco o las pezuñas, con objeto de conseguir que la herradura asentase debidamente. Hecho esto, el herrador procedía a la colocación de la nueva herradura, que se sujetaba con clavos.

Una fragua es un fogón que se usa principalmente para forjar los metales. Generalmente es un mueble de ladrillo o piedra, cubierto de rejillas en el cual se aviva el fuego pasando una corriente de aire horizontal por medio de un fuelle manual o mecánico.

La fragua es un paralelogramo de ladrillos con un espacio debajo para colocar la cubeta de carbón y el dornajo con el hisopo. Está reforzada con barras de hierro llamadas cintura y travesaños denominados costillas de vaca enganchados unos con otros. Todo el conjunto se llama jergón. La superficie está algo hundida hacia el medio partiendo de las tres caras libres hasta el fogón situado sobre la cuarta cara sostenida por una pequeña pared divisoria detrás de la cual pasa el cañón que conduce el viento y que al desembocar en el fogón toma el nombre de tobera. Antiguamente la parte por donde desemboca la tobera se hacía de ladrillos, después algunos la han construido de pizarra y aun de bronce.