Comenzamos nuestra ruta religiosa por Ávila, la ciudad de Santa Teresa, (Ávila, 1515) primera doctora de la Iglesia católica, reformadora de la orden carmelita, y una de las figuras más importantes de la espiritualidad española. El tiempo que le tocó vivir coincidió con el siglo de oro de la ciudad abulense.
Llegaremos, en primer lugar, al convento y a la iglesia de la Santa, levantada sobre el solar que ocupó la casa natal de Teresa de Cepeda y Ahumada. En la cripta del templo está instalado el Museo Teresiano, un espacio donde nos detendremos para conocer mejor su vida, que encierra un gran interés hagiográfico y arquitectónico.
Saliendo del interior de la Muralla por la Puerta de la Santa nos encontramos con el Centro de Interpretación de la Mística, un espacio recoleto pero muy bien diseñado, destinado al conocimiento de las distintas religiones y culturas.
Volvemos de nuevo al recinto amurallado, entrando por la puerta de El Rastro, y siguiendo la calle Caballeros se llega a la iglesia de San Juan, donde fue bautizada Santa Teresa, y donde se conserva su pila bautismal.
El recorrido teresiano nos lleva a la salida de la ciudad, cruzando el puente sobre el Adaja, camino de Salamanca. A la derecha, nos encontramos con el humilladero de los Cuatro Postes, un lugar imprescindible para disfrutar de una panorámica única de la ciudad. Aquí Teresa y su hermano Rodrigo vivieron una de sus grandes aventuras siendo niños.
Santa Teresa permaneció de forma casi ininterrumpida desde 1535 hasta 1574 en el Monasterio de la Encarnación, convento extramuros, donde recibió los consejos de fray Juan de la Cruz y fray Pedro de Alcántara. Este fue un periodo crucial en la vida de la mística abulense donde se gestó la Reforma del Carmelo. Para adentrarnos en su primera fundación es necesario retornar al centro de la ciudad para visitar el convento de San José o de las Madres, fundado en 1562.
Las huellas de Santa Teresa también se extendieron por la provincia. Destacan el Palomar de Santa Teresa en Gotarrendura, el convento de Duruelo y el pueblo de Becedas, donde pasó algún tiempo en la posada, que años después se convirtió en Ermita.