La Leyenda de la Niña Montero data del siglo XVIII y cuenta el rapto de la hija de un montero de la localidad de Hoyo de Pinares con objeto de sacrificarla en un aquelarre de brujas que se celebraba en ese entorno.
Cenando están los cabreros, arrimados a las ascuas;
cenando están en silencio, so la bóveda estrellada.
Gruñe el mastín de repente, y como flecha se lanza
entre los secos jarales, y tras las peñas quebradas;
sus ojos parecen lumbre, y melenas erizadas,
la fiera boca previene, y sacuda las carlancas;
mas de pronto, se detiene, las pupilas dilatadas
y el furor que le impedía, en frío terror se cambia;
quiere ladrar, y un aullido, de pavura se le escapa.
Ya tras él, un zagal llega, volteando la cayada
y, como él, queda inmóvil, tanto lo que ve le espanta.
Una visión transparente, ve que hacia él se adelanta.
Es una mujer que llora y le clava sus miradas,
que se acerca, que le toca y, con voz acongojada,
dice al zagal temeroso, ¡Tú tampoco sabes nada!
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